Estructura y dinámica interna de las ciudades:
De acuerdo con autores como Pradilla (2002), la urbanización en el capitalismo actual da lugar a procesos de concentración de las actividades económicas en una única gran metrópoli, excluyendo al sector rural y propiciando el crecimiento urbano descontrolado. Así la expansión urbana de base regional que da lugar a las denominadas metrópolis, genera una excesiva concentración demográfica en las ciudades y su expansión sobre áreas rurales periféricas, lo que junto con una deficiente planificación urbana ha configurado un escenario poco favorable para el bienestar y calidad de vida en las ciudades latinoamericanas. Así las ciudades en nuestra región muestran patrones de crecimiento, producción y consumo insostenibles a mediano y largo plazo, ligado a la falta de acceso a la tierra y vivienda por parte de los sectores más pobres, lo que provoca su desplazamiento hacia las periferias.
El presente trabajo analiza por lo tanto la dinámica de las ciudades metrópolis o distritos metropolitanos en América Latina, para lo cual se analiza de manera particular el caso de la ciudad de Quito, la cual en los últimos años ha experimentado un crecimiento importante dirigido principalmente hacia las periferias, dando lugar a procesos de periurbanización.
Estudio de caso: Distrito Metropolitano de Quito (DMQ)
En Quito desde mediados del siglo XX comienza a verse un crecimiento demográfico importante, producto de la migración campo-ciudad (Naranjo, 2012). La pobreza en las zonas rurales dio paso al éxodo de campesinos hacia la ciudad de Quito, dando lugar a procesos de urbanización en la urbe. Hoy el Distrito Metropolitano de Quito (DMQ) cuenta con una superficie de 4.235 km2 y una población que representa poco más del 15% del total nacional, a lo que se suma una alta concentración de equipamientos y servicios, lo que lo ha convertido en un centro económico, político y administrativo de fundamental importancia dentro de la estructura territorial del Ecuador (Plan de Desarrollo del Distrito Metropolitano de Quito, 2012-2022).
Ante esta realidad, desde el año 1993 se reconoce desde el Estado, la necesidad de considerar a Quito como un régimen territorial especial, lo que hoy conocemos como el Distrito Metropolitano. El objetivo de la declaratoria de Quito como Distrito Metropolitano, era el configurar una unidad de planificación más amplia, en donde las áreas rurales periféricas de la ciudad sean parte de los procesos de gestión territorial dentro de la urbe. Bajo la figura de Distrito Metropolitano de Quito, el cabildo quiteño asumió nuevas competencias que comprendían no solo la administración de la ciudad central (32 parroquias urbanas) sino también de sus parroquias periféricas rurales, 33 en total (Plan de Desarrollo del Distrito Metropolitano de Quito, 2012-2022).
Para facilitar la gestión, se dividió al territorio en ocho administraciones zonales con el fin de descentralizar la acción del municipio. Ahora bien, aunque el abordaje de lo rural dentro de la planificación del DMQ, constituyó un gran avance, éste no dio los resultados que se esperaban, en general el imaginario urbano se impuso sobre el rural, la ciudad mantuvo su dinámica de expansión hacia las periferias y el crecimiento expansivo de la mancha urbana se intensificó; de hecho esta forma de administración se ha quedado corta ante la velocidad de la expansión urbana del DMQ, la cual hoy sobrepasa los límites de su jurisdicción afectando a cantones vecinos como Rumiñahui, Mejía, Pedro Moncayo y Cayambe (Plan de Desarrollo del Distrito Metropolitano de Quito, 2012-2022).
El Plan Nacional para el Buen Vivir 2013-2017, ha planteado la “Estrategia Territorial Nacional (ETN)”, que concibe al territorio como una construcción social de carácter multidimensional y dinámico (PNBV, 2013-2017). De acuerdo con el Plan Nacional del Buen Vivir 2013-2017, la población total en el Ecuador, pasó de 3,2 millones en 1950, a 14,5 millones en 2010 y se proyecta que para el 2025 la población supere los 18 millones de habitantes (PNBV, 2013-2017). La mayor parte de esta población se encuentra asentada en zonas urbanas (PNBV, 2013-2017). En esta dinámica de expansión urbana, las ciudades de Quito y Guayaquil, concentran más del 40% de la población a nivel nacional y absorben la mayor cantidad de recursos e inversión pública. Esta bicefalia de acuerdo con la ETN, si bien ha permitido el desarrollo de ambas ciudades, también ha propiciado la ampliación de la mancha urbana sobre tierras productivas, favoreciendo procesos de periurbanización en zonas rurales con vocación agrícola. Para contrarrestar esta configuración territorial bicéfala, la Estrategia Territorial Nacional propone la potenciación y desarrollo de ciudades intermedias, estableciendo una red de 110 localidades aglomeradas, definidas en función de su número de habitantes (asentamientos con una población igual o mayor a 10.000 habitantes). Estos asentamientos han sido jerarquizados en razón de la existencia de infraestructura y equipamientos (PNBV, 2013-2017).
Las 110 localidades aglomeradas, base de la Estrategia Territorial Nacional, están formadas por los asentamientos urbanos junto con sus conurbaciones, áreas periurbanas que por su proximidad física, han sido anexadas a las grandes ciudades, lo que ha ocurrido en el caso de la ciudad de Quito, ciudad que bajo la ETN cuenta con alrededor de 6 asentamientos conurbados que en su mayoría corresponden a parroquias rurales periféricas del Distrito Metropolitano de Quito (DMQ). Así las conurbaciones de la ciudad de Quito bajo la ETN son La Joya, Zámbiza, Llano Chico, Nayón, Pomasqui y Calderón (PNBV, 2013-2017).
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